Todos hemos oído hablar de “fake news”, “post-fact”, “alternative facts”, o en español post-verdad, hechos alternativos, etc. Todos estos términos hacen referencia a desordenes informativos de distinta naturaleza pero con idénticos objetivos. La Comisión Europea prefiere hablar de DESINFORMACIÓN, definiéndola como “información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público. El perjuicio público comprende amenazas contra los procesos democráticos políticos y de elaboración de políticas, así como contra los bienes públicos, como la protección de la salud, el medio ambiente o la seguridad de los ciudadanos de la UE. La desinformación no incluye los errores de información, la sátira y la parodia ni las noticias y los comentarios claramente identificados como partidistas.”
Este fenómeno no es nuevo, sino que existe desde la antigüedad. La invención de la imprenta, los medios de transporte, los medios de comunicación de masas y, finalmente, Internet y las redes sociales no han hecho más que potenciarlo y acelerarlo.
La Unión Europea es consciente de que este fenómeno afecta de lleno a nuestra salud, nuestra seguridad y a la viabilidad de nuestras sociedades libres y democráticas, por lo que desde 2015 está tomando medidas, entre las que destacan algunas de las que comentamos a continuación.
Creación del grupo de trabajo East StratCom dedicado a contrarrestar las campañas de desinformación que provienen de Rusia.
Creación del Rapid Alert System on Disinformation (RAS), dependiente del Servicio Europeo de Acción Exterior, una plataforma que permite el intercambio de información con otras instituciones de la UE, los Estados miembros de la UE, y la cooperación con socios internacionales, como el Mecanismo de respuesta rápida del G7 y la OTAN.
En 2018 se puso en marcha un Plan de acción contra la desinformación basado en 4 pilares.
- Pilar 1: mejora de la capacidad de las instituciones de la unión para detectar, analizar y exponer la desinformación.
- Pilar 2: refuerzo de las respuestas coordinadas y conjuntas a la desinformación.
- Pilar 3: movilización del sector privado para combatir la desinformación.
- Pilar 4: aumento de la sensibilización y la capacidad de respuesta de la sociedad.
Las instituciones europeas hicieron un gran esfuerzo para contrarrestar los efectos de la llamada "infodemia" provocada por el COVID-19, reforzando la comunicación estratégica dentro y fuera de la UE, mejorando la cooperación entre países miembros, con terceros países y plataformas digitales y apoyando a plataformas verificadoras de datos.
A raíz de la reciente invasión de Ucrania por parte de Rusia, el Parlamento ha hecho una serie de recomendaciones para contraatacar la guerra de desinformación por parte de Rusia. También el Consejo ha tomado medidas, llegando incluso a la suspensión de la actividad de medios como Sputnik y RT-Russia Today.
La UE también financia otros proyectos e iniciativas contra la desinformación como el Observatorio Europeo de análisis y prevención de la Desinformación (ObEDes), EDMO (European Digital Media Observatory) o la plataforma EUvsDisinformation.
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