El mercado único se estableció el 1 de enero de 1993, a raíz de la firma del Tratado de Maastricht el 7 de febrero de 1992. Inicialmente, formaban parte del mercado único doce países de la UE: Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. En la actualidad, el mercado único está compuesto por los veintisiete Estados miembros, así como Islandia, Liechtenstein y Noruega, y Suiza tiene acceso parcial.
Se trata de uno de los principales logros de la integración europea y uno de sus principales motores, ya que permite que bienes, servicios, personas y capitales circulen libremente por la UE, lo que facilita la vida de las personas y ofrece nuevas oportunidades a las empresas.
El mercado único ha hecho posible una integración sin precedentes del mercado entre las economías de los Estados miembros, sirviendo de motor para el crecimiento y la competitividad, así como apoyando el poder económico y político de Europa a escala mundial. También desempeñó un papel clave a la hora de acelerar el desarrollo económico de los nuevos Estados miembros que se adhirieron a la UE, ya que eliminó las barreras a la entrada e impulsó el crecimiento. También ha resultado esencial para ayudar a Europa a hacer frente a la pandemia de COVID-19 y a la crisis energética derivada de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Hoy en día, el mercado único sigue siendo la fuerza motriz de la UE para afrontar nuevos retos. Puede ayudar a encontrar soluciones para hacer frente al cambio climático, construir un suministro energético limpio y seguro y apoyar la digitalización de nuestra economía.
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