En este Día Internacional de la Mujer, queremos poner el foco en la perspectiva de género en la pobreza energética. En toda Europa los hogares se enfrentan a dificultades para pagar los costes de la energía, que cada vez son mayores. Los datos de Eurofound de 2022 muestran que las madres y mujeres solteras tienen más probabilidades de tener problemas para pagar sus facturas energéticas que los hombres solteros, siendo el 31% en el caso de las mujeres solteras, y el 44% en el caso de las madres solteras, las que tienen problemas para pagarlas.
Esto se debe a menudo a la baja renta mediana y a una prevalencia más alta de trabajo mal pagado, a tiempo parcial o precario. Las mujeres en la UE ganan de media casi un 13 % menos por hora que los hombres. Existen grandes diferencias entre los países miembros: en 2020, la mayor brecha salarial de género fue la de Letonia (22,3 %), mientras que el país de la UE con la brecha salarial de género más baja fue Luxemburgo (0,7 %). España se sitúa en una posición intermedia con un 13,9 %. En la última década, la reducción de la brecha salarial ha sido mínima.
El incremento del coste de la vida repercute de forma negativa en la inclusión económica y social, la salud y los derechos fundamentales de las mujeres. Además, dificulta que las mujeres sin ingresos o con ingresos bajos puedan huir de los malos tratos y la violencia doméstica de una pareja a la que están atadas económicamente.
El Parlamento Europeo trabaja en la creación de un Fondo Social para el Clima que garantice una transición ecológica justa, sobre todo para los europeos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. El fondo debería financiar medidas concretas para hacer frente a la pobreza energética y de movilidad, tanto a corto como a largo plazo.
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