Desde su aprobación por el Parlamento Europeo en 2001 el Código Europeo de Buena Conducta Administrativa se ha
convertido en un instrumento fundamental para la aplicación práctica del principio de buena administración. Ayuda a los
ciudadanos a comprender y exigir sus derechos y fomenta el interés del público por conseguir una Administración europea
abierta, eficaz e independiente. Este código permite a los ciudadanos conocer el nivel de servicio administrativo que tienen
derecho a esperar de las instituciones de la UE. Representa asimismo una guía útil para los funcionarios en sus relaciones
con el público. Al dar una mayor concreción al principio de buena Administración, el Código contribuye a promover el
máximo nivel de calidad en la Administración.
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