Los eurodiputados se disponen a entrar en funciones en el nuevo
Parlamento Europeo, y una de las primeras cosas que harán es ver en qué
comisiones parlamentarias estarán encuadrados. Se trata de una decisión crucial
que determinará el terreno en el que concentrarán su trabajo. Las comisiones
parlamentarias desempeñan un papel clave en la actividad política: elaboran las
posiciones de la Eurocámara en todo cuanto está incluido en las competencias de
la misma.
Los eurodiputados dedican dos semanas al mes, de media, en reuniones de
comisiones, en las que debaten informes legislativos y no legislativos, proponen
y votan enmiendas, y siguen las negociaciones con los Gobiernos nacionales. Las
comisiones también organizan sesiones con expertos, siguen el trabajo de las
otras instituciones y organismos de la Unión Europea, y preparan informes de
propia iniciativa que no tienen valor legal pero muestran la posición de la
Eurocámara sobre el asunto del que tratan.
Ha habido 20 comisiones permanentes en la legislatura parlamentaria que va de
2009 a 2014. Sus competencias han abarcado desde el comercio internacional hasta
la protección de los consumidores, pasando por la igualdad de género. El
Parlamento también puede crear comisiones especiales como las tres que ha habido
durante la legislatura que ahora termina (una sobre desafíos políticos, otra
sobre la crisis y la tercera sobre la delincuencia organizada); además de
comisiones de investigación para analizar infracciones del derecho
comunitario.
El tamaño de las comisiones es muy variable, y su composición refleja el
peso que cada grupo político tiene en el conjunto de la Eurocámara.
Cuando una comisión aborda un tema, designa a uno de sus eurodiputados para
elaborar el proyecto de un informe que establezca la posición del Parlamento.
Los grupos políticos proponen luego sus enmiendas al texto del informe elaborado
por el eurodiputado designado, e intentan consensuar un texto final que luego
será sometido al pleno.
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